Kim Joo Eun:
Mientras alababa a DIOS fervientemente en nuestro servicio de adoración, un demonio disfrazado de una niña se movió frente a mí. Con mis ojos físicos abiertos, me moví hacia adelante para agarrar su cabello, y sin misericordia comencé a balancearla. Ella se mantuvo gritando, y la lancé hacia la esquina del cuarto. Luego, mientras alababa al Señor, un demonio en forma de una sombra se me acercó. Al principio, no me dí cuenta. Con la ayuda del Señor, fui capaz de agarrarlo, columpiarlo y pisarlo con mis pies.
Luego, otro demonio apareció frente a mi, corrí y le agarré su pierna, retorcí su cuello, lo golpeé y lo pisoteé con mis pies. Este sangró por todo el piso. Sin descanso, otro demonio apareció y lo pinché en el estómago. Este lloró y se sentó en el piso. “Ay! Mi estómago!” Aranqué un pedazo de su cabello y se lo pasé a Yoo Kyung. “Hermana, sostenga fuertemente aquí!”, ella replicó, “Está bien, soy capaz de verlo!” Luego, lo lanzó lejos.
Continué peleando con demonios. Parecía que estábamos siendo atacados con mucha fuerza este día. Usualmente, ellos aparecían cuando comenzamos a orar corporativamente. Pero parecía que estaban cambiando su estrategia e intentando impedir comenzar nuestro servicio. Por alguna razón, los demonios vinieron en forma de niñas pequeñas hoy. Otro de ellos se acercó a mi otra vez, sin dudar, la agarré y abofeteé ambas mejillas, y arañé su cara. Ella gritó “Ay! Duele!” sin embargo, me rasguñó la espalda. Eso me sorprendió. Podía ver claramente donde estaban las marcas de sus uñas en mi espalda. Fueron reales. Inclusive se las mostré al pastor y los demás miembros de la iglesia para que lo confirmaran con sus ojos físicos.
Lee Yoo Kyung:
A medida que alababa al Señor durante el servicio de adoración, un demonio con una cara de dos colores se me acercó. Un lado de la cara era blanco y el otro era negro. Luego otro demonio de cara azul se le unió. Instantáneamente los agarré y comencé a balancearlos sin misericordia. Lancé al demonio de cara de dos colores lejos. El demonio de cara azul no podía resistir el balanceo y con ira arañó la parte de atrás de mi mano, me pinchó y me mordió. Yo grité de dolor. Me enojé mucho y lo tiré lo más lejos que pude. Cuando miré en donde me había arañado y mordido el demonio, noté marcas blancas y mi piel desprendida. Mi dedo se empezó a hinchar por la mordida. Los miembros de la congregación fueron testigos de las marcas físicas y se sorprendieron. Las heridas del demonio fueron muy dolorosas. Comencé a lagrimear al tratar de aguantar el dolor.
Lee, Haak Sung:
Yoo Kyung, Joo Eun y yo tenemos nuestros ojos espirituales abiertos y somos capaces de ver las actividades de los demonios y/o espíritus malignos. Sin embargo, Joseph parecía algo estresado porque él no tenía esta habilidad como nosotros. Joseph manifestó que cada vez que él oraba su cuerpo se sentía caliente como fuego debido al trabajo del Espíritu Santo. Él siempre se sienta junto a mí durante el servicio. Por eso, cada vez que yo oro, pido por él de manera especial.
Estaba orando y adorando al Señor con Joseph, cuando un demonio en forma de serpiente se deslizó silenciosamente hacia nosotros. Esta alcanzó a Joseph y se enroscó alrededor de sus piernas. “Joseph! Una serpiente se está enroscando en tu cuerpo.” Él respondió, “¡Qué? Yo no veo nada.” Decidí agarrar la serpiente por el cuello y se la pasé a Joseph. Yo grité con emoción, “Agárrala fuertemente y sacúdela contra el piso!” Joseph se veía confundido ya que él no era capaz de ver lo que yo estaba viendo. Él no podía comprender la realidad de esto. Él dijo, “Hermano, Haak Sung! Yo no soy capaz de ver nada!” Yo repetí. “Joseph, lanzala contra el piso!”. A pesar de que no podia verla, él agarró la serpiente y comenzó a balancearla.
Cualquiera que pudiera estar observando esta escena hubiera asumido que Joseph estaba solo balanceando su brazo en el aire pretendiendo agarrar algo. Sin embargo, si alguien tuviera ojos espirituales abiertos, hubiera sido testigo de Joseph agarrando una serpiente por el cuelloy lanzandola. No hay ninguna manera en que alguien pudiera explicar o presenciar esto en el reino físico a menos que tuviera ojos espirituales abiertos.
Ya que Joseph no podía ver la serpiente, movía sus brazos sin rumbo en el aire. Como resultado, la serpiente fue capaz de erguirse y comenzó a enroscarse así misma alrededor de su brazo. Luego, mordió su mano. Observé la expresión facial de Joseph. Él se había dado cuenta de que era real. Además, aparecieron marcas claras de la mordedura de la serpiente sobre su mano. Habían dos marcas de sus colmillos y su mano, comenzó a sangrar. El Pastor dándose cuenta de lo que estaba ocurriendo, nos pidió que fuéramos al altar con la serpiente. Levantando su mano, el Pastor gritó. “En el nombre de Jesús!” Como resultado, con solo decir eso, el estómago de la serpiente se partió en dos y su cabeza estalló. Cuando observé la escena quedé boquiabierto.
Hoy, pasamos muchas horas batallando con espíritus malignos, tanto en defensa como en ofensa. Gastamos una gran cantidad de energía cazando y echando demonios para derrotarlos. Sin embargo, cuando éramos capaces de agarrarlos y llevárselos al pastor, los espíritus malignos se debilitaban por el pastor. El pastor está dotado con el Fuego Santo y con sus órdenes, el Fuego Santo sale de su cuerpo para quemar los espíritus malignos quienes se vuelven polvo y desaparecen.
Cuando veiamos a los demonios, los capturábamos y los llevavámos al altar donde el Pastor estaba de pie. Él los destruía con el Fuego Santo. Esto fue muy fatigante, y parecía que hubiéramos sido atacados con mucha fuerza. Hubo incontables espíritus malignos. No importaba cuantos echáramos o derrotáramos, seguían apareciendo más grupos de espíritus malignos. Desde el altar, Jesús observaba con aprobación como luchábamos, Él estaba parado enfrente de la cruz. Durante la mitad del servicio, pasamos el tiempo cazando y peleando con demonios. Hicimos un reguero y no éramos capaces de finalizar el servicio. Todos actuamos juntos para cazar a los demonios. Durante la batalla, Joseph fue herido en tres diferentes áreas; dos fueron de la mordedura de serpiente, y la tercera fue causada por un demonio con apariencia de niña que lo arañó. Todas sus heridas estaban sangrando. Yo podía ver claramente las marcas de las mordidas, en la parte de atrás de ambas manos. Nosotros tratamos de ayudar a Joseph, para que él no se sintiera tan mal. Le dijimos palabras de aliento, y que esas eran cicatrices de honor de la batalla.
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