Baek, Bong-Nyo:
Mientras estaba orando, Jesús me llevo al infierno. Estuve caminando por una vía estrecha cuando ví a un demonio que parecía una tortuga ante mis ojos. Este demonio metía sus dedos en sus ojos y se los sacaba y jugaba con ellos y luego los devolvía a sus órbitas. Repitió la acción incontables veces. Pensé para mí, “Este demonio debe estar loco!” y me reí interiormente. Comenzó una conversación. Lo miré de cerca y noté que le faltaba un ojo, de hecho, estaba jugando con uno solo. “Hey! Tu! Tu debes sacar tu ojo y volverlo a meter en su órbita como yo! Es realmente divertido! Pruébalo!”. Continuó diciendome.
Aunque Jesús estaba a mi lado derecho, maldije al demonio “Tu eres un demonio loco! Porque yo debería sacarme mis ojos? Tu puedes seguir divirtiéndote con eso”. El demonio respondió duramente “Sabes lo divertido que es?” y continuó sacandose el ojo y jugando con él. El Señor me dijo “Sólo ignóralo y sigamos adelante” y continuamos al siguiente destino.
Jesús y yo continuamos en la vía cuando apareció una enorme columna alta y gruesa. Era muy grande. En las columnas pude ver vagamente algo que se movía. Cuando miré de cerca, había gente, muchísima gente dentro de la columna. La gente estaba desnuda y atada con cuerdas para evitar incluso que se movieran ligeramente. Había alrededor de diez mil cuerpos. Insectos blancos estaban pegados a los cuerpos, comiendo su carne, Cada vez que los insectos mordían y rasgaban la carne, los gritos de agonía se escuchaban más alto. Como había visto en otras partes del infierno, de la gente sólo quedaban los esqueletos al final, y luego, la carne regresaba a su sitio para que los insectos volvieran a comérsela y este ciclo terrorífico se repetía una y otra vez. Le pregunté a Jesús: “Señor! Cuáles son los pecados de estas personas para que sean castigadas en este lugar de esta manera?” El Señor respondió “Estas son personas que no le dieron importancia a asistir a la iglesia por un tiempo breve y se excusaron a si mismos de ir y divertirse en el mundo sólo para morir finalmente en un accidente automovilístico. También aquí hay gente que asistió a la iglesia pero a puerta cerrada eran personas que bebían alcohol y algunas veces visitaron bares, así como también aquellos que asistieron a la iglesia como una formalidad sin tener una experiencia con Dios!”
Sus gritos me distrajeron, y no podia prestar atención a lo que estaba viendo. “Oh, Señor! No puedo ver con todo este griterío. No puedo soportar estas escenas tan terribles. Quiero irme del infierno ahora!”. No quiero prolongar mi estadia en el infierno porque no quiero ser testigo del dolor que están sufriendo mis padres y mi hermano menor. Estaba nerviosa, esperando por si el Señor me los iba a mostrar a ellos. “Señor! Hoy no quiero ir a donde mis familiares están! No realmente!”. El Señor me tomó de la mano y dijo, “Está bien. Vamos a detenernos e iremos al cielo ahora!”. En el instante en el que él tomó mi mano, me encontré volando y llegué al jardín del Edén.
Jesús y yo caminamos tomados de la mano en el jardín. Viendo lo feliz que estaba, Jesús cariñosamente me susurró, “Mi querida Bong-Nyo! Tu salud no es lo suficientemente buena, no es cierto? Es realmente duro ahora, pero tu debes resistir!”. Las palabras de Jesús siempre me confortan y me estremecen, y siempre lloro cuando pienso en su Consuelo (2 Corintios 1:5). Jesús y yo intercambiamos y compartimos muchos pensamientos, discutimos mis viajes al cielo y al infierno, así como también como vivir adecuadamente desde ahora.
Pastor Kim, Yong-Doo:
Después del ataque sorpresa de los demonios de anteayer, las heridas causadas por las mordidas continuaban haciendome agonizar dolorosamente cada día. Respirar o caminar me causaban demasiado dolor, por lo que frecuentemente me mordía los labios hasta que el dolor pasaba. Pero Dios me dio la capacidad de seguir predicando y cantando alabanzas con un nivel de dolor con el que podía lidiar. Con todas mis fuerzas, sostuve mis brazos en alto y oré – cuando sentí como un shock eléctrico entrando a través de mis manos. La corriente fue fuerte, y continuó fluyendo a través de cada espacio de mi cuerpo.
Dios comenzó a colocar aceite sobre mí a través del Espíritu Santo, pero mi dolor físico no disminuyó. Orar con mis manos en alto fue increíblemente fuerte, y me sentí como si estuviera siendo castigado.Hubo momentos en los que sentí un dolor agudo, como si me estuviera puyando con una aguja, por lo que bajaba mis brazos. Cuando el dolor se atenuaba, yo levantaba mis brazos para adorar y esto se repitió continuamente.
En este momento estaba determinado a orar con mis manos en alto, cuando de repente la palma de mi mano izquierda se movió ligeramente 1cm hacia delante y hacia fuera. Continué orando cuando la palma de mi mano se movió otro centímetro y en ese momento mis manos se voltearon. Luego se detuvieron y cuando comencé a orar de nuevo lo hicieron otra vez, y una hora después la mano izquierda estaba completamente volteada hacia fuera. Al mismo tiempo, la mano derecha, como la izquierda, se movió ligeramente hacia fuera y tomó tres horas para que estuviera completamente volteada. Estuve en esta posición por algún tiempo. Mis brazos y manos estuvieron paralizados en esta posición y tener que orar así en este estado por más de 4 horas fue una tortura.
No tenía ni idea de si mi trabajo era verdaderamente dirigido por el Señor. Grité ásperamente y sin pensarlo “Satanás, huye de aquí! Déjame!, pero Jesús no dijo ni una sola palabra. En vez de eso, él continuó colocando el fuego del Espíritu Santo y estremeciendo mi cuerpo con gozo y paz. En ese momento, comencé a recordar mis pecados pasados y empecé a arrepentirme. Comenzó con mi indigna vida como pastor, con mi loca adicción a los deportes, lo que me hacía servir al Señor de manera negligente. Me arrepentí uno a uno de cada uno de mis pecados. Amaba los deportes demasiado, tanto que cuando comenzaba a practicar uno, en poco tiempo lo jugaba bastante bien. Cuando jugabam estaba tan comprometido con el juego que olvidaba completamente al Señor, hiriendole por esto. Mi adicción era amplia y abarcaba varios deportes, desde el Bowling, futbol y badminton, pero era mucho más adicto al badminton.
Si tu eres fanático como yo era con los deportes, realmente no los disfrutas aunque lo hagas como un hobbie. Estaba engañado y convencido de que debía mantenerme en forma para cuidar mi cuerpo. Entonces, gasté mucho tiempo en ellos, y cuando había tiempo libre me iba a donde se jugaba badminton. Era allí donde yo dejaba todo mi estrés.
El hecho en sí de jugar deporte no es malo, pero las cosas que hacemos en el mundo tienden a absorvernos y a preocupar nuestras mentes. No es fácil sacar estas cosas de nuestra mente y esto, tristemente, lo sabemos. Esta es la razón por la cual, la gente invierte sus vidas, y almas en sus trabajos!. Ahora, para mi, después de experimentar el mundo espiritual, con mis ojos espirituales abiertos, me di cuenta que el amor a los deportes era una adicción. Estos eran los obstáculos que continuamente se acumulaban y hacían que mi crecimiento en mi vida espiritual sufriera. Sollocé y lloré y me arrepentí de todo.
Hubo un tiempo cuando todos los miembros de mi congregación se fueron a otras iglesias, y se quedó pura gente mayor en la congregación. La iglesia no estaba creciendo en lo absoluto. Afortunadamente, un pastor de Seúl, a quién conozco bien, me presentó la oportunidad de ser el pastor de una iglesia con más miembros. Pensé, “Si, es genial!” y me prepare para tomar la oferta. El día anterior a mi partida, mientras estaba orando, Jesús apareció, sosteniendo una enorme vara que alcanzaba los cielos y se extendía hasta la tierra. Jesús me ordenó arrodillarme y postrarme y entonces yo obedecí. En ese momento, Jesús tomó la vara y me pegó con fuerza. Cuando la vara me tocó, sentí el amor del Señor por mi. La fuerza de la vara no me hirió. Pero el rostro del Señor estaba lleno de tristeza y lágrimas corrían por su rostro. Jesús me preguntó, “Mi siervo amado! Que te gustaría hacer cuando tu congregación crezca en número? Pastor Kim Yong-doo! Pastor Kim, Qué tipo de ofrenda darias para el santuario?”. No le respondí al Señor. Sabía que todo lo que podía responder en mi mente, revelaría la verdad de mi corazón que estaba avergonzado.
Cuando los pastores nos juntamos, cada uno de nosotros habló sobre, “El rápido crecimiento de una iglesia”, “Cuantos podemos juntar en número?”, o “Cuantos años toma construir una iglesia” y “Cuál de nosotros, los pastores va al frente de los demás?” – y estos eran los temas de conversación de nosotros, los pastores!. Las respuestas que podía dar eran similares a esto.
Apoyado sobre mis rodillas con el rostro frente al Señor, no podía levantarme por mi mismo y estuve muy avergonzado. No podía hacer nada, sólo llorar y llorar. Jesús gentilmente acarició mi espalda y me consoló cálidamente. “Mi amado siervo! Quieres que tu iglesia aumente en número? No mantengas esas cosas en tu corazón, quiero que desees lo que está en mi corazón. Quiero que busques y encuentres a las ovejas perdidas, y no importando el número, si es una o 100 ovejas, quiero que tengas especial cuidado de ellas. Sé fiel en las cosas pequeñas. No te distraigas con las cosas grandes alrededor tuyo, sino que ora diligentemente y espera mi tiempo. Finalmente, no te desanimes!”.
No importando que, mi anhelo por el Señor, creció cada día, y llegó el momento de tomar una decisión final. Los miembros de nuestra iglesia clamaron fervientemente al Señor. Con mis brazos y manos en esa posición, continue orando con todas mis fuerzas, cuando la intensidad de mi dolor físico me forzó a colapsar hacia delante.
La esposa del Pastor Kang, Hyun-Ja:
Empezando desde ayer, yo también note que mis manos empezaron a moverse como el pastor compartió. Le pregunté a Joo-Eun, quién recibió el don de profecía, porque estaban sucediendo estas cosas extrañas. Jesús nos explicó a través de Joo-Eun.
Primero, para el pastor y su esposa, es mucho más difícil que sus ojos espirituales sean abiertos, y ellos experimentaran una experiencia más dolorosa. Existen muchos tipos de oraciones diferentes, pero la oración más poderosa que acelera el proceso es la oración llena de lágrimas de arrepentimiento. Comparada con otros, no derramo lágrimas tan frecuente. Quizás sea por su personalidad que es fuerte, pero no importa cuan fuerte este orando y llamando al Señor, no puedo llorar – aunque lo he intentado.
Una vez, yo le confesé al pastor, “Pastor! Porque no puedo llorar?”. Luego, él me dijo que yo carecía de un espíritu contrito dentro de mí. El me animó para que le pidiera al Señor un corazón contrito.
Joo-Eun se parece mucho a su papá, el pastor, y frecuentemente derrama lágrimas mientras ora con fuerza, pero la personalidad de Joseph es similar a la mia, entonces, a nosotros se nos hace más difícil llorar. Durante toda la tarde, yo oré con un corazón contrito y arrepentido, cuando el Señor colocó sobre mí un bolso repleto con lágrimas de arrepentimiento. El Espíritu Santo me cubrió con lágrimas, yo lloré incontrolablemente.
Dios envió un mensaje a través de Joo-Eun, diciendo que él recibía mis lágrimas. Jesús nos sostuvo firmemente a diario. Sin Jesús, no podríamos sobrevivir ni un día. Jesús asistió a nuestro servicio con los ángeles y bendijo a cada uno de nosotros personalmente. El pastor Kim fue ungió especialmente con fuego ardiente santo, y los miembros espirituales con los ojos espirituales abiertos, lo vieron y exclamaron llenos de admiración, “Wow! Esto es asombroso! Pastor, Jesús entró en su cuerpo! Los ángeles están poniendo algo blanco en su cabeza!”. El Señor apareció durante cada sermon y estuvo con nosotros hasta el servicio de la mañana siguiente y nos protegió hasta que regresamos a casa salvos y sanos.
Por otro lado, los espíritus demoníacos también aparecieron y buscaron la oportunidad para atacar. Nunca podíamos bajar la guardia. Desde que les fueron reveladas las identidades de los demonios a los miembros más jóvenes que tenían el regalo de la vista espiritual, ellos tenían que armarse a si mismos, a través de las oraciones. Estuvimos comprometidos en batallas de vida o muerte, por lo tanto, debimos estar espiritualmente situados al frente de la batalla. No sabemos porque estamos ahí, ni cuan lejos llegaremos. No sabemos porque Jesús nos escogió a nosotros, que somos ovejas débiles, inútiles e insignificantes para pelear contra los espíritus malignos. Pero, Jesús se reveló claramente a todos nosotros. “Uds, mi pequeño rebaño de la Iglesia del Señor! Uds pueden mantener su fé sólo peleando con los demonios! Confíen en mí! Tomense de mi mano y vamos! Siempré estaré con ustedes, así que no se preocupen!”.
El Señor estuvo con nosotros – no en nuestra imaginación, él estuvo realmente con nosotros en la realidad, de nuestro lado. No tuvimos tiempo para comer pausadamente, bañarnos o dormir. Estabamos en el campo de batalla donde cada momento es de vida o muerte, sólo nuestra munición espiritual y nuestra fuerza espiritual, pudo protegernos. Si los chicos cruzaban la calle, comían en algún restaurante o estaban afuera, compartiendo el evangelio con la gente, Jesús estuvo siempre visible para ellos guiandolos.
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